martes, 25 de diciembre de 2012

Poesía

Echar la vista atrás y encontrarla. Desconociéndola. Buscarla y verla, presente, a través de sus silencios y susurros en el latir de un mundo tísico. El sol puede brillar o no, pero sólo la persona que siente ese rayo de sol puede dar sentido (y por ende: magnitud) a ello. Eso es la poesía.

Y cuando nos miramos y no vemos poesía ni vemos belleza ni anhelo de conquista. Sólo vemos una humanidad humilde, conformista. Sin singularidades. Vacía. .

El rayo de luz podrá bañar y entregarte al calor de sus aguas. O como preludio de otoño asomar sobre tu almibarada piel gotas de lluvia visiblemente descarnadas. Es cierto. Pero sólo si hay poesía.
En mitad de la música, del hechizo que guardan algunos lienzos, de la noche recorrida por presencias y ausencias que esquivan el sueño. Eje literario sobre el que deambular y sobre todo recorrerse a uno mismo.

La poesía es hoy más que nunca un medio de subsistencia, afirmación, combate y resistencia.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Lo otro.

El otro, en según que ocasiones, nos llena de perplejidad. Se expresa a través de su voz, de sus movimientos. Se va. Vuelve. Nos mira. ¿Cómo esa persona puede tener vida? ¿A eso llaman vida? Parece un muñeco. Una criatura. Pero se vuelve, nos habla. Aparentemente no hay inteligencia en sus movimientos, si acaso rutina. Se mueve como las hormigas. Está en un hormiguero. Moviéndose bajo los dictados de una fría pulsión atávica.

¿Cómo imaginar que esa persona cobija un alma y, aún más, que la desenmascara a través de sus sentimientos?
Es imposible, ¿verdad?
Todos somos lo otro: una enorme verdad, un diminuto consuelo.