martes, 3 de enero de 2012

Otros tiempos

Viajar al pasado es un recorrido de catástrofes. Nos adherimos siempre a lo que nos interesa, las conquistas, el arte, el misticismo de un tiempo ya pasado. Jean Cocteau, Piaf, los primeros años de Dylan, Picasso y Jacqueline... El París, siempre Paris, de Cioran, Cortázar. De Montmartre a Montparnasse. La nouvelle vague. Un tiempo que hablaba de muchos éxitos en la lucha de clases pero sobre todo, y ahí es donde hay que ahondar, de ciudades habitadas por almas más desnudas porque les costaba menos el hacerlo, ya fuera por cierta lujuria existencial o por implícita necesidad (que viene a ser lo mismo). Parece como si las ganas de vivir y sufrir no se hubiesen visto melladas por esa hoja mal afilada que fue la II Guerra Mundial con sus bombardeos civiles y sus campos de exterminio.


En esos años la vida de las personas gustaba de pintarse a través de la desnudez de su alma.

¿Cómo no entregarse al regazo de ese pasado?