jueves, 5 de abril de 2012

Los días y las noches

Los días se suceden en cascada, corriendo una cortina de lívida luz mortecina tras la que esconder la ausencia de objetivo. Ese frescor empapa mis mejillas, es un reflejo de lo que viene de fuera y emerge por dentro. Las noches vienen con timidez, no irrumpen ya con el descaro de otra edad, vienen con el marchamo de llamar siempre a la puerta y no encontrar respuesta. Acarician una piel cortada por el viento, casi erosionada, precózmente estéril. Se sujetan en un momento de aparente rechazo, de fría pulsión atávica. Y siguen viniendo, yéndose, de alguna forma quedándose. Llevándome allí fuera.